Tango
|
Chamamé
|
|
Fue en una esquina de fuelles
donde se gestó esa canción de brío
|
Fue del monte que salieron esos
acordes de infierno y sol
calcinante
|
|
Había esa tarde cuchillos y
zapatos de charol
|
Hubo ese día facones y lienzos al
viento
|
|
Y la ciudad ya amenazaba con su
erección de obelisco repentino
|
Y el campo ya amenazaba con ser
tan solo y simplemente campo
|
|
Fue entonces cuando el hombre se
convirtió en malevo
|
Fue entonces cuando el hombre se
convirtió en gaucho
|
|
Y fue como un crepitar sobre el cáustico
asfalto el taconeo beodo de la profunda amargura
|
Sapucay fue el grito definitivo del
que se quedó sin nada acurrucado en su desesperanza
|
|
Prosigue/ agacha la cabeza
señorial y a labio partido sonríe a su destino definitivo
|
No para/ hosca su tez de polvo y
viento no expresa sino
el espacio desolado
que lo
habita
|
|
Y en su rasguido final atropella al
adiós de la vida sin sentido
|
Y el sonido se convierte en toro y
mugido
y embestida roja y acalorada
|
|
¡Es el quebranto en la osadía del
consuelo!
|
¡Es el consuelo en la
osadía del
quebranto!
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario