jueves, 2 de octubre de 2014

[EL SILENCIO Y LA LECTURA]



El silencio es lo que 
emerge del abismo indiferente

La lectura es lo que emerge de ese sueño indiferente



como un profundo y lejano ojo cerrado que no mira

Como una textura recóndita que pronto enceguece



Es todo un signo imperceptible y pagano que perece

Es el sacramento del signo que atrapa y encarcela



Una boca abierta mueca fastidiosa que no dice

Ojo abierto en la mirilla que recorre las tinieblas



Y es un repentino y depuesto día que no aparece

Un timón con timonel de inclemencias y temporales



La vetusta y tenue hora se vuelve entonces su quimera

Hasta que el espacio adquiere por de pronto su sentido



Y la oscura rosa 
de la mañana solo es su espina

Y la propia espina de la noche cambie por su rosa



Rota y se agrieta de repente la calle en esa esquina

Se reconfigura el mapa en su pretérito artilugio



cuando pierde el sentido trascendente de la alborada

Y es la senda sólo tinta vegetal hacia la aurora



cae tenaz y estridente sobre 
el techo en su morada

Lucero fugitivo que ilumina  el camino exacto



a llorar tenazmente sobre la espalda de ese día

de las caracolas que escriben sobre la misma tierra



¡El silencio sólo escribe sobre 
la hoja de la muerte!

¡La lectura es el sonido de esos dioses que no duermen!

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