viernes, 17 de febrero de 2017

[EL HOMBRE QUE ESTÁ SOLO Y ESPERA]



Yo me senté cierto día
a la orilla de un río
para ver el cadáver
de mi enemigo pasar
y pasaron tantas cosas
desde entonces

pasaron amigos
y conocidos
pasaron familiares
cercanos y distantes
pasó un perro
que hablaba conmigo
y otros tantos animales
que no hablaban
pero eran tan perros
como ninguno

pasaron paisajes enteros
con sus detalles
mejor pronunciados
parte a parte
con cada cosa en su lugar
pasaron por ese río
mientras yo espero a mi enemigo

cierto día pasó Lucía
¡oh, bella Lucía!
tan amada como ninguna
en éste prosaico día
- tan seguro estoy que no me vio –
y se fue tan líquida como ninguna

después siguieron caras extrañas
de una en una por miles
de gato y de pescado
leoninas caras
y caras azoradas
puntiagudas anchas
ovoides
con sus expresiones más extrañas
vi todas
de una en una por miles

en el cénit de mi espera
un cansancio de borrego
me atormenta y es una duda
implacable y puntiaguda
como un puñal:
al cabo ¿reconoceré a mi enemigo
pasar por el río
o será mi propio sombrío rostro
que pase algún día
fluyendo por este río
saludando saludando
a ese hombre
mientras escribo?

A la vera de un río
yace un hombre
esperando por su enemigo.




No hay comentarios:

Publicar un comentario