David es mi hijo postizo. Pero es algo más que eso. Es un ávido y fecundo lector, algo todavía más significativo si consideramos su corta edad, tiene apenas 10 años de vida. Suele pedirme algunos libros para leer. Lo último que le di fue el Eternauta, convencido de que se lo iba a devorar y no me equivoqué. Hoy es uno de los temas más habituales de nuestras conversaciones. Acerca de los Manos, de los Hombres Robots, de los Gurbos y de los Ellos. La última vez que hablamos del tema me dijo: “los Manos tienen un dispositivo instalado por los Ellos, que frente al miedo se mueren” y agregó “lo raro es que mueren cantando”. Yo me había olvidado de ese dato. Pensé entonces en Oesterheld, su creador, en su desaparición y en la desaparición de sus cuatro hijas, de sus yernos y nietos. Definitivamente, los Ellos no pudieron con semejante ingenio. Oesterheld a su modo, había dejado un dispositivo instalado en esas páginas, imposible de obviar. David fue muy claro en ese punto: “yo creo que si se han muerto cantando son los Ellos los que mueren” argumento definitivo, si lo hay.
A la memoria de Héctor Germán Oesterheld
P/D: Este texto fue escrito en el año 2014. Hoy, en tiempos donde se promueve la libertad de genocidas a partir de la aplicación de la ley del 2x1, el mismo adquiere una nueva significación, más vital, más dramática, todavía más comprometida.

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