Cae
el pétalo
de
la flor
marchita
sobre
el
arcano
suelo
de tierra
|
Un
niño
patea una pelota
contra
un
portón oxidado de indiferencia
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Y
el viento despeina los cabellos de las madres que trajinan a la iglesia
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Hay
un perro que ladra incesante en la equina
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Un
viejo que duerme la siesta por vigésima vez
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Y
Gervasio que riega el césped sediento
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Hay
una radio encendida
en
una
estación
de viento y truenos
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Hay
pájaros encandilados
por el sol del verano que solamente reposan |
Y
Jesús que se ha bajado del madero estira las piernas por
un rato |
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El
camino de piedras se ha vuelto un camino de encanto
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Y
el cielo es límpido y celeste
y quieto y continente
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Y
solamente
una nube peregrina
por la cúpula azul
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Así
será
|
Será
así
|
Y
así siempre
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||
Continuará
el viento sobre los cabellos de las madres
|
Va
a seguir
el niño un rato más contra igual portón |
Y
caerán
todavía más pétalos sobre la tierra |
||
Gustábamos
largamente
de las
horas intrascendentes
|
Bebíamos
de su luz
y quietud inusitada y recóndita |
Y
el domingo daba sentido
a lo que nunca otro día existía |
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