Rosado
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Amarillo
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Blanco
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Bebes lo púrpura del ocaso que una tarde se perdió
en el firmamento
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Has ingerido al raudo rayo de luz oblicua
de la incipiente mañana |
Desentrañas del día pedazos de nubes silenciosas y
profundas
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Anidas sobre el amanecer escarlata como los pájaros
que huyen de la noche
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Son pájaros dorados que te anidan y
te arrullan
justo por detrás de la ventana
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Son capullos albos de aves sin ilusión alguna que festejan
en la alborada
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Es tu sabia la sangre del hombre que mezclada con el
agua le
da ese
tono indescriptible de cordura
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Y es tu rubia rabia que se incendia de furor y
menoscabo ante la sombra ausente de lo humano
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Y sobre un
río claro corre el sudor del hombre que escribió su destino entre sus ramas |
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Esbozas el paisaje con brazos iracundos de permanentes
rosas matinales
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Te encorvas en el paisaje sutil como
un iris
ambarino lleno de matices
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Te conviertes sin querer en papel y en retoño y en manantial y
en arco iris
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Tu fronda es en fin la cúpula de un manantial
extravagante a la vera del camino
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Y tu fronda extravagante es en fin el calor de los
días que custodian la utopía
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Y es tu
fronda en fin éste libro inmenso que sesgado se apodera de mi mano |
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¡Guárdame bajo tu fronda!
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¡Guárdame bajo!
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¡Guárdame!
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