domingo, 31 de agosto de 2014

[PAISAJE EN EL OCASO]


Una flor
Un pájaro
Una tarde
¡Tremendo aroma el de sus pétalos de nácar!
¡Tremendo es el trino que brota en la hora!
¡Tremendo espejismo el de la hora mortecina!
Crepúsculo oblicuo y vegetal 
sobre el silencio de la tierra
Hasta el sol ha prendido sus mejores luces 
y atento escucha
Hay un crepúsculo en flor y un pájaro andaluz inesperado
Encierras el agua y la sed y el hambre y el reflejo del hombre en su jornada
Vuelo incierto y sosegado 
por el laberinto del espacio sin época
Todo está colgado de la tarde como en un lienzo firme y sin ningún sentido
Dibujas hacia el fondo raíces invisibles 
y trepas hacia el 
cielo cuando se fisura
 la luz
Son figuras tus alas
que se subyugan al aire y lo perforan con aleteos rebeldes y mansos
Dibujos y  colores y sonidos permanecen impasibles  ante el horizonte que lo crea y se alboroza
Albergas sueños indómitos sobre tus aletas  de pendones
Llevas en ti el corazón que vuela majestuoso sobre el piélago
Las ilusiones se acometen unas tras 
otras por detrás de los objetos
Y eres tan efímera 
en la hora que cuando trepas 
 sobre la vida ya ha envejecido tu anhelo
Ave jovial que surcas la planicie has de ver en tu triste recorrido el ojo seco de una lágrima en abril
Hora mortecina peregrinas tu propia lira entre mis manos hastiadas de ausencias y de quimeras
Curvos espejos son tus pétalos/ iris del tiempo/ sobre ellos descansan todos nuestros sueños
Astuto cuerpo de viento y distancia/ tegumento del espacio/ sobre vos  descansa nuestro vuelo
Atardecer 
de la vida/ final del tiempo y del espacio/ por debajo de tu cobija he de ocultar mis propios despojos


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