lunes, 7 de diciembre de 2015

[LO QUE CUANTO YO DARÍA]



Tantas veces tuve la certeza
que del otro lado de un poema
había un hiato, como un silencio
lejano, abismo que rememora
la extensa y vital naturaleza,
sueño de ausencias es su dilema,
igual a la angustia que hoy presencio
ante éste escrito que ya no llora
sabedor como es de la certeza
que del otro lado de un poema
se yergue la fe que aquí sentencio:
nadie hay en la puerta donde mora
tan solo el poeta en su tristeza,
y no ha de apagarse lo que quema
en verso ni en líquido silencio.

No obstante, qué bueno que sería
hallarte al fin de ésta travesía.
Sí, que bueno ¡y cuanto yo daría!


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