Hoy es veintiuno de marzo
y la poesía avanza
con sol radiante y de cuarzo
en un caballo prestado.
Magros caballos que tiran
con cuerdas de cuero viejo
y son jinetes que miran
pasar la vida en reflejo.
¡Paf, plaf! se oye el
latigazo
en la verija del zaino
cuando el niño alza su brazo
abriéndose en su camino.
Vate de lazo y espuela
de moco y de alta pobreza
que lleva harapos por tela
e insectos en la cabeza.
Recítame el verso amargo
que por caso has aprendido
"¡puta madre!" bien lo digo
si la carga se ha caído.
Y vuelves sobre el catón
en la basura escondido
para vender la ilusión
del amor que nunca ha sido.
De qué vale el verso ruin
cada veintiuno de marzo
si tanto olor a jazmín
hiede al fin pa´ tanto
esfuerzo.
Compone niño bendito
ese poema que escribes
de pena y tanto infinito
con que al cabo sobrevives
De tu olvido nacerá
la poesía y tu olvido
como una rosa será
justo al lado de tu oído
Hoy es veintiuno de marzo
y la poesía avanza
con sol radiante y de cuarzo
en un caballo prestado...
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