Hay una mano enterrada
bajo la tundra de hastío.
Es un puño y no es la mano:
es la tierra que se aferra
como un puñado de mano!
Y sí, hay un terco recuerdo
bajo la tundra de hastío.
Que no olvida. Y no es memoria:
es el olvido que añora
por una vez su recuerdo!
Y hay además una sábana
oblicua y celeste en el
firmamento. No es un paño:
es cielo. Sí. A falta de otro
blasón que cubra ese suelo!
Y cuando la noche es oscura y
fría en ese cenit de la tierra
hay una estrella. Que no es estrella:
es un índice ardiente que
indica
el camino de regreso a casa!
(A Carlos Muelas, veterano de guerra)
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