martes, 24 de mayo de 2016

[AL COSTADO DE LA VÍA]


*
Nací a la intemperie
muy cerca de las vías del tren

allí cada tanto, exactamente cada tanto,
la vida tiembla

y es un ruido a lata inenarrable
profundo, enigmático, imperturbable

ruedas de lata
carcasas de hierro

llevan almas insomnes
hasta la estación del cementerio

yo los vi pasar todos los días
desde donde nací, al costado de las vías

¡y estaban tan muertos!
¡tan muertos estaban!


**
Cuanto frío que hace al costado de las vías
allí donde nací, hace demasiados días

por suerte dispongo de muchos abrigos
un poco de fuego y una manta descocida

no obstante la noche suele ser desmedida
toda vez que el cielo negro se vuelve de hielo

y cae lentamente sin ningún consuelo
hasta que vuelve blanca a la verde esperanza del suelo

no está mucho tiempo, es cierto
pero el fuego se apaga y todo se vuelve un blanco desierto

son tan duras las frías noches al costado de las vías
que uno termina por creer lo que la muerte ansía


***
La lluvia es otra cosa
moja siempre al costado de las vías

pero moja distinto, gota a gota
o intensamente moja

conmueve tanta lágrima que soportan los días
conmueve la tragedia al costado de las vías

yo sé que la ilusión es líquida y fluye hacia los ríos
pero es que nos deja al fin tan desnudos y vacíos

pasa y moja tanto ese ruido a lata inenarrable
profundo, enigmático, imperturbable

que de tener brazos seguramente cabría
secarme para ver mejor, de tener ojos – diría


****
He nacido al costado de las vías
y nadie sabe de mi nacimiento todavía

nadie mira
y tampoco nadie para

y cuando ya todo es de día
se enciende atroz la travesía

que fluye y pasa y corre como en un tranvía
que fluye y pasa y corre como en la vida

mientras yago quieto, inadvertido
así y aquí, al costado de la vía, yo he nacido


*****
Esta mañana fue distinto
mientras el tren pasaba, alguien arrojó por la ventana

un trozo de papel
y fue de una manera tan cruel

un bollo blanco de papel
que rodó como un tropel

de caballos blancos sin destino ni oropel
rodó el bollo blanco de papel

y fue a dar tan próximo al lugar donde nací
que de tener palabras, qué mucho gritaría desde aquí

que de tener manos, con cuánto gusto pronto escribiría
¡escribiría con tanto gusto en tinta mi poesía!

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