Crucé hacia la habitación vecina/ la de al lado
ya no estabas/ y dudan que hayas ido algún día
Fui entonces por los mares de desiertos ambiguos
caminé o floté/ es siempre lo mismo/ ¡y nada!
Arremetí ya quebrantado por la espiral del ocaso
y sólo círculos rojos y fucsias y azules había
No rendido incliné mis pasos hacia los fértiles valles
de sol con cuatro lunas y estrellas finitas/ y tampoco
El mundo se fue plegando despacio/ succionado
por mis pasos/ mis ojos/ mi dolor y menoscabo
Hasta convertirse en éste punto diminuto que yo miro
solitario punto/ desoladora mirada que me observa
No fuiste nunca ni estás/ mis ojos jamás te vieron
¡sólo te sentí pasar tan fugaz que ni hubo tiempo!
Ya solo en mi hosca habitación/ la de éste lado
reverencio tu ausencia y me instalo a llorarMG, 2010
* Este poema se construyó en merced del desafío lanzado en "Il fiore delle mille e una notte" de Pier Paolo Pasolini acerca de si los poetas pueden cantar sobre lo que no han visto nunca.
Dicho aún más: nunca se ha cantado a otra cosa que no fuera.
Dicho aún más: nunca se ha cantado a otra cosa que no fuera.
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