Caminante no hay camino
sino estelas en la mar
Antonio Machado
La huella del gusano
envilecido es memoria
El cauce de agua dulce es río
memorioso
La quebrada en el cerro es
recuerdo del viento
Y el rastro nimio del ave
esbelta es memoria
de otro vuelo alto más allá
de todo tiempo
El rayo de luz presuroso en
la lumbrera
es evocación de otros rayos
amarillos
que recuerdan por cada día su
destino
Y así es la senda de la luna
su presidio
Y sí/ ¡la senda de la luna es
un martirio!
La circunferencia es la ruta
de lo mismo
Y la cruz señala el camino de
la muerte
perpendicular perpetua de
aquella suerte
cuya huella permanente
siempre nos recuerda
el sinsentido de la
trascendencia ausente
Si hasta éste humilde poema
desenfrenado
letra a letra es un camino de
remembranzas
lejanas que evoco insistente/
una vez
que de mi cansancio florece
la añoranza
o surge el desamor o emerge
el desamparo
¡Ay caminante envilecido! ni
hace falta
mirar hacia atrás a la senda
de regreso
Traza que no has de volver a
pisar y añoras
con recuerdos que ya ni
siquiera valoras
en imágenes que devuelven los
espejos
Por fin la noche es el camino
de la nada
y las mil estrellas sus
huellas trasnochadas
que hemos de extrañar mucho y
muy profundamente
cuando la barca gris de los
ojos ausentes
eche rumbo por fin resuelta a
su morada
Resistencia, abril del 2014.-
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