Voy con un poema entre las manos
a despedirte en el andén
corre buenos aires en
durmientes de acero
y el humo del invierno y del
tabaco
hacen de tiniebla/ hacen de burdel
¡cuánto olor a aceitunas en
los bodegones de pizza y de café!
retiro es mucho más que una
estación del adiós
es hasta incluso el destino desolado
de un país
miro hacia el final recóndito
de sus vías
y es como una vía hacia la
injusticia sin par
hoy te vas y voy con un poema
entre las manos
y hasta el sonido retumba en
la estación del olvido
como un silbido remoto de un
espectro sin igual
todo confluye como en un
largo ombligo que se anuda
y es idénticamente igual al
recorrido que hay
entre mi corazón y mi
garganta/ exactamente igual
llego chorreando recuerdos viejos
por el andén
te busco por todos lados
¡veo tantos rostros que no
veo!
te busco como siempre y todo
empieza a moverse
corren los perros y la gente
y el metal se retuerce
de igual modo que un viejo
esqueleto al despertarse
todo comienza a retirarse/
eso es retiro
donde las palomas son vuelos
grises sin mensajes
con gorjeos inexplicables de
lenguas tan extrañas
con picos tan audaces ante la
migaja de la acera
con alas tan grises como el
precio dibujado en las pizarras
las palomas y los trenes
nunca coincidieron en nada
en la estación del hastío las
palomas son trenes de lata
y los trenes son palomas sin mensajes
del olvido
imagino que me miras desde
una ventana de magullados vidrios
me observas como si miraras
al vendedor de revistas
pobre hombre!
– dirás – de seguro que llega tarde a su labor
yo dejo de correr porque todo
corre más rápido que yo
y todo lo que se mueve se
aleja decididamente de mi
yo quedo mudo en el andén con
un poema entre las manos
¡cuántos nudos existen en ese
perdurable instante
que son como un bollo de papel retorcido a la vera del andén!
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