Verano.
Todos dicen que es verano.
Yo
creo que es tiempo de chicharras
por
la tierra caliente del sol que chirria
y
llena de sonidos el calor. El fuego
que
está lleno de chirridos y quema,
arde.
Yo sé que el verano son las chicharras.
Y
su sonido incendia los silencios
más
prodigiosos y es un dilema
saber
si es la tarde la que quema
o
es el ruido de las chicharras
cuya
ignición convierte en amarillo
el
retumbo de la vida, y arde.
Por
eso el agua es una delicia.
Por
eso al sumergirnos en el agua
de
verano desaparecen todos los sonidos,
las
chicharras se apagan por debajo del agua
y
su griterío resuena tan lejos, secos y distantes
que
uno cree ciertamente que se han ido
pero
no, yo sé que las chicharras son el verano
y
sus resonancias son la canción del fuego
que
se dilata, que se dilata
mientras
mi corazón de hielo
se
contra, se contrae
se
derrite
y
llora
No hay comentarios:
Publicar un comentario