Sagrado es el manto del azul
ocaso
que cubre la curvatura de los
sueños
en la hora en que sol cede su
breve paso
a tanta oscura obstinación de
los años.
Sagrado es el tronco marrón
que se yergue
tan calado en su
locución mortecina
para que la muerte segura
postergue
ante la arboleda atenta que
imagina.
Sagrado a la sazón sea el
libre vuelo
de los muchos pájaros que con
su canto
crearon el azul celeste del cielo
y nos cubrieron de pronto con
su manto.
Sagrado sean las olas de la
mar
y de las aguas que líquida
iluminan
éstos ojos que no dejan de
mirar
la pendiente que chorrea y
que se inclina.
Sagrado es lo que lees y te
ventila
hoja a hoja, verso a verso,
por todo el día
poniendo alas y vuelos en tu
pupila
al cambiar desaliento por
poesía.
Sagrado es la gran porfía de
lo sacro
que cree en lo que cree con
insistencia
volviendo real tamaño
simulacro
y matando cuanta muerte que silencia.
y matando cuanta muerte que silencia.
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