Justo por detrás del invierno
hay un pequeño grupo de seres
que habita la planicie del hielo
y comen de peces congelados
y beben de agua de nieve;
se abrigan entre cuerpos
por la viscosa noche
y duermen todos abrazados
porque el sol no caliente
como en otras planicies;
son seres muy singulares
que duermen brevemente
y caminan todo el día
y ríen y ríen y ríen
para que no se congele la pena
y hablan y hablan y hablan
todo el día. ¡Y eso es tan raro!
Es que esos seres magníficos
poseen un idioma insólito
que contiene una sola palabra
un solo argumento que lo repiten
lo repiten y lo repiten,
y son sus letras todo su idioma
y es su idioma esa sola palabra:
calor. Por todo concepto,
por toda gramática,
por toda sintaxis.
Pienso entonces que eso
es la forma del deseo
para fundar lo que falta.
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