Sol negro, sol negro, solo
si es esa tu luz mi sombra
qué jornada tan oscura,
qué jornada mas oscura.
Azabache hora de niebla
mi cadáver te transita
seco, seco, sin palabras
verso negro, verso negro
por tus esquinas de honduras
se redoblan mis angustias
y cuanto duelen, y cuanto
las inquietudes y el llanto.
Lágrima seca, asequible
agua salada de azufre
fluye, fluye, que te siento
caer como en un quebranto
que cae denso, tan denso
sobre este muerto y su canto
¿qué canto? ¿cuál es tu
canto?
muerto de espanto, de espanto.
¡Ay, amada! en ésta hora
errante,
que a mi vida cadavérica,
ruego que al menos le aguarde
una muerte rozagante.
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