Dice Eduardo Galeano que "recordar" proviene del latín re-cordis, es decir volver a pasar por el corazón. La idea es excelente, y como entre tantas otras cosas, la verdad yace en la etimología, en la mirada original del mundo y de la vida, esa apertura de origen que explicó todas las cosas. Todo lo que siguió desde entonces fue nada más que re-escritura, regreso, vuelta sobre lo mismo.
Es por ello que mirar atrás un año que se fue es de alguna manera una tarea emocional antes que cronológica. Como lo es el pasado que nos alberga.
De mirar atrás (metáfora de la muerte) diría que, el que se fue, ha sido un año lleno de extravagancias, de metamorfosis, de incumplimientos, de terquedades y disgustos. Pero también de profundas alegrías, de momentos únicos y distintos, de encuentros inolvidables (metáfora de la vida), de sonrisas inigualables, y rostros, y miradas, y palabras que ya no se han de decir, y caricias, y besos entrañables y mágicos besos.
No hay dudas, que el balance, siempre que volvamos a pasar por el corazón, resulta positivo. Porque extrañaremos, nos hará mucha falta, ese tiempo que se fue, con los más y con los menos, y así fueran solos menos los re-cordis, habrá un tiempo que se fue para siempre, y en eso la nostalgia lleva siempre las de ganar. Escuálida victoria sobre la muerte, pero victoria al fin. No habría poesía sin ello, ni escritura, y los ojos se secarían por no tener lágrimas a quien llorar.
Se ha ido otro año.
¿Qué festejamos entonces?
Eso.
Tener la posibilidad de recordar lo que algunas vez fuimos.
Bienvenido 2014, viejo amigo nuevo.
MG, Resistencia 01 de enero de 2014
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