jueves, 9 de abril de 2015

[LA METAMORFOSIS DE MI PADRE]


Mi padre tiene más de ochenta años y se está muriendo. Posiblemente no lo haga ni mañana, ni el mes que viene, ni siquiera el año próximo. Pero se está muriendo.

Su enfermedad, que no viene al caso, es de una crueldad increíble, y uno se pregunta tantísimas cosas. Porque ese es el punto duro que desborda y quebranta: el modo. Por lo demás, si se quiere, todos nos estamos muriendo, pero al menos conservamos cierta dignidad vital que, también si se quiere, nos consuela.

Mi padre ha sido y es un tipo sencillo, implacablemente humilde, generoso, y no es que lo diga solamente yo; no, son los demás lo que lo reconocen como tal. Muchas veces pensé cuál es la cualidad que puedo resaltar de su vida. Y me cuesta definir alguna que sea rimbombante. Por el contrario, durante toda su vida ha sido un tipo común, que, por ejemplo, no tomaba ni fumaba, mientras tantos otros, hombres exitosos, lo hacían a granel.

Hombre apegado a su casa, generalmente de pocas palabras. Lleno de silencios y de prejuicios, tantos como en la época donde creció, los había.  Su fe es medida, al igual que sus bigotes. Y el horario de dormir, religiosamente, diez de la noche, como ya muy tarde. Por la mañana, bien temprano, tenía, porque cada vez tiene menos, un ansia enorme por calentar su pava de agua para preparar un humeante mate amargo, que es la manera en que mucha gente de por aquí, aún hoy, confirma que está vivo, y que aún vale la pena. Y entre sorbo y sorbo, estoy seguro, mi padre hizo una vida vulgar, es decir, nos hizo.

También estoy seguro de que nada, o quizás demasiadas pocas cosas, en su existencia hayan sido, exuberantes o prodigiosas, por el contrario, como ya he dicho, todo a sido raso, franco y necesario. 

Ese es y ha sido mi padre.

Ahora me toca acompañarlo en una hora muy difícil, pero sucede algo muy extraño, una metamorfosis que nunca estuvo en mis planes; veo día a día nítidamente y con mucha claridad, cómo desde su cama y postrado, se va convirtiendo en gigante. 


(A mi padre, Resistencia 2015)

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NUEVO LIBRO

- Que difícil se hace recomendar un libro que todavía se esta digiriendo. Sin embargo tengo la certeza de que es una obra para recomendar. Se trata de Crónica del pájaro que da cuerda al mundo de Haruki Murakami. ¿Por qué es recomendable una novela de un poco mas de 900 páginas?. Porque se trata de universo intenso que penetra y marca (como una mancha en el rostro) al ávido lector que se ve envuelto en un clima tan irreal como real, tan ficticio como probable. Cada uno de los personajes de la obra, desde una personalidad maciza y contundente nos increpa sobre nuestra propia realidad. Mucho de sus pasajes me hicieron recordar el "clima kafkiano" de lo absurdo, de lo inexplicable. Sin embargo la obra de Murakami es todavía más inescrutable. Es un laberinto de sentidos dispares, y callejones que al poco de andar no te llevan a ninguna parte. Pero te dejan aturdido. Como si el fin del camino consisitó en darte un narizaso contra una pared transparente que te cortó, repentinamente el paso. Vale la pena. Y ni siquiera interesa la historia. Entre otras cosas, nunca he leído un argumento tan sofisticado y tan contundente respecto del "deseo femenino" como en la carta que Kumiko le escribe a su esposo, Tooru Okada, donde intenta explicar el motivo de su infidelidad. Solo después de leer esas líneas uno cree comprender un poco más acerca de lo que significa "ser una mujer". Sin embargo, no es una novela emocional, no hay reproches, ni culpas, ni broncas, ni alegrías desmedidas. Todo trasciende como si se tratara de un gigantesco engranaje al que alguien, cada tanto, da cuerdas para que no termine... hasta el final.

Marcelo Gonzalez


- Una madre habla durante mas de doscientas páginas a su hijo muerto. ¿Se puede hacer una novela con ese único material?. Sí, claro que sí. "Mrs Caldwell habla con su hijo" de Camilo José Cela, es una narración impresionante. Una verdadera aventura acerca de la psicología del dolor, la angustia, el abandono y la pérdida definitiva. Y un andar, capítulo tras capítulo hacia la locura y la muerte. Seguramente no es un texto destinado a perdurar en la memoria de los hombres, ni a convertirse en el más buscado o leído de los libros. Pero cada una de las cartas que Mrs Caldwell escribió a Eliacim, su hijo muerto, es un verdadero experimento literario, donde la poesía, la prosa exquisita y la psicología profunda se anudan constituyendo una realidad (la única verdad) de una mujer desesperada que busca en el texto el sentido de lo inexplicable. A mi amigos teatreros les sugiero para un excelente monólogo. A mis amigos literatos, imperdible. Ediciones Destino, Barcelona 2003.-

Marcelo González


- Pocos querran discutir, pudiendo o no coincidir conmigo, que fue Edgar Allan Poe el más prominente escritor que dio las tierras lejanas del norte imperial. Y lo digo sin ser un experto en literatura norteamericana ni mucho menos. Sin embargo, hoy quiero referirme a un ensayo, que tuve oportunidad de leer recientemente y que me parece debe ser recomendado en este espacio, sobre todo para aquellos escritores con ganas de escribir mejor, de poseer un método y escapar así a la ilusión de la "creación espontánea", que no es otra cosa que la negación del arte como una actividad laboral. El arte, y la escritura, es un trabajo. La faena del artista es del mismo nivel que la del albañil, el carpintero, un chofer de colectivos o el bibliotecario...
La obra se denomina Filosofía de la composición, y lo que se persigue en ella es la sistematización de un método para escribir. El libro es muy interesante porque la propuesta básicamente es que el plan del relato debe tener, como principio, su fin. A partir de este principio la obra artística pasa a ser un plan deliberado y lógico, que es concebido desde su desenlace y desde los efectos (respuesta emocional) que el autor pretende lograr en el lector. Aquí el fin justifica plenamente los medios. Poe prosigue luego con el desarrollo de diferentes conceptos que sirven como herramientas importantes a tener en cuenta por aquellos que quieren emprender la aventura de una obra (utilización del tiempo y la duración del relato, el tono, el efecto y un elemento "clave" o eje de la narración). Se los recomiendo, es un aporte valioso.

Marcelo González