Mi aquejado se adormece en su dolor y sufrimiento
y la cama es una tumba clara de sábanas blancas
Shhh! es el silencio de la enfermera shhh! con su
dedo índice
sobre los labios como un manto mudo que invade todo
Él en tanto gime y lo hace como para reconciliarse
con el aire y el cuerpo fundido se hunde aún más en
el
flácido colchón que paciente espera su desalojo
Yo a su lado trato de recordar y muy solo escribo
¿Cuándo
fue la última vez que me abrazó muy fuertemente?
¿Cuándo
fue que con la inmensa paciencia de una mirada
tranquila
me contuvo ante la incongruencia de los días
que
se empeñan a veces en ser como tan incongruentes?
En tanto y a cada tanto su cuerpo vuelve a chillar
y a crujir y uno nunca sabe si es la vida que quiere
escapar o si solo es verdad que se quiere quedar–
y es vida aunque gimiendo de tanto escapar y esperar.
Caprichosa. Terca como una mula tozuda y vieja
que no se entrega ni frente al dolor por el que
solloza
Pienso sobre éste débil cuerpo acostado a mi costado
y es tan débil! Pero tan obstinado en perseverar
que parece decir como si dijera: mientras haya
tan solo siquiera una sola célula bien dispuesta
a continuar hacia ese lugar te lo aseguro iremos
aunque ahí – hacia donde se vaya – tampoco no haya
nada
o si tan solamente el mismo hoyo vacante de siempre
que bostezando pacientemente siempre nos espera
De repente mi enfermo es como si se durmiera y sueña
Y sé que sueña con que la vida sueña un despertar!
Miro hacia el costado y en la noche ahora sí no hay
nadie
hasta incluso la enfermera se marchó de la paredA mi padre
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