Debo confesar mi grato
padecimiento
es que he contraído una rara
enfermedad
que desde hace tiempo me vine
consumiendo
ya ha modificado la noche de
mis sueños
y no parece detenerse ni aún
creyendo
que solo es dolor con dolores
tan pequeños
poseo fiebre intensa y
caliente de lira
con fuertes estornudos de
brisa marina
y una fuerte y lívida
sensación que inspira
ardores frecuentes con
bubones de ruina
son abscesos geniales de
buenos colores
que pronto estallan ¡y hay
que ver cómo encandilan!
lleno de síntomas me paseo en
la vida
y pasa al fin de igual modo
que una rutina
con los ojos insanos de mi travesía
que siente versos febriles
mientras camina
en ojos dulcineos que acaso
tenía
la ilusión de que al fin el
padecer se iría
nada se ha ido y sangra la
punzante herida
y es no obstante tan grato el
vil padecimiento
madera quebrada que jamás no
se olvida
que ha sido rama de flor en
otro momento
y sonríe feliz ahora tan
caído
como si conmemorara el beso
del viento
efectivamente es extraño mi
tormento
que me convence de visiones
tan extrañas
con sensaciones que recuerdan
movimiento
y quijanos que consideran las
fazañas
frutos redondos del ciruelo y
su talento
¡cuánto delirio de maneras
tan extrañas!
he cogido una enfermedad muy
singular
que me ata de los talones y
me levanta
y me sitúa el mundo al revés
a mirar
solo aprobando que salga de
mi garganta
un poema y otro y otro más a
sobrar
es un mal de poesía lo que me
encanta
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