I
Aspa majestuosa de la mañana
sueño indefinido de la luz
¡abrí mis ojos, abrí mis ojos!
y la forma majestuosa de la
rosa
fue el signo definitivo de la
cruz
¿qué Judas me ha ofrecido?
II
¿Cuántos Cristos serán
necesarios
crucificar aún antes de que
amanezca
otra vez? Lluvia y fuego. Es de
día
y la forma de las formas
se recrean inhóspitas y silenciosas
unas tras otras en danza
fortuita
¡es el azar! – me digo
Sí que es el azar ¿sino cómo
explicar
el orden bullicioso de las
cosas
en esta mañana majestuosa de la
rosa?
III
Sueño indefinido de la cruz
¿a qué tantos clavos sobre tan
pobre madero?
¡abrí mis ojos, abrí mis ojos!
y todo estaba ahí. Yo mismo
estaba ahí.
Escupiéndome desde afuera
si hasta yo mismo lanceé mi
corazón
para que no recuerde para que
no recuerde
y fue el signo definitivo de la
luz
atesorado en la forma esquiva de
la rosa
IV
Día y noche. Candil insipiente
que soslaya
la ausencia despojada de la sombra
por cada vez que abro los ojos y
por caso
tampoco en esta mañana que te
nombro
signo escapulario de la rosa
soy fe soy fuego. ¡Es el azar! –
me digo
V
¿Qué otro Judas me ha ofrecido?
Sí. La mañana es infinita
y yo me arrullo con mi dolor
en la forma definitiva de la rosa.
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