*
Nací a la intemperie
muy cerca de las vías del
tren
allí cada tanto, exactamente
cada tanto,
la vida tiembla
y es un ruido a lata
inenarrable
profundo, enigmático,
imperturbable
ruedas de lata
carcasas de hierro
llevan almas insomnes
hasta la estación del
cementerio
yo los vi pasar todos los
días
desde donde nací, al costado
de las vías
¡y estaban tan muertos!
¡tan muertos estaban!
**
Cuanto frío que hace al
costado de las vías
allí donde nací, hace
demasiados días
por suerte dispongo de muchos
abrigos
un poco de fuego y una manta
descocida
no obstante la noche suele
ser desmedida
toda vez que el cielo negro
se vuelve de hielo
y cae lentamente sin ningún
consuelo
hasta que vuelve blanca a la
verde esperanza del suelo
no está mucho tiempo, es
cierto
pero el fuego se apaga y todo
se vuelve un blanco desierto
son tan duras las frías
noches al costado de las vías
que uno termina por creer lo
que la muerte ansía
***
La lluvia es otra cosa
moja siempre al costado de
las vías
pero moja distinto, gota a
gota
o intensamente moja
conmueve tanta lágrima que
soportan los días
conmueve la tragedia al
costado de las vías
yo sé que la ilusión es
líquida y fluye hacia los ríos
pero es que nos deja al fin
tan desnudos y vacíos
pasa y moja tanto ese ruido a
lata inenarrable
profundo, enigmático,
imperturbable
que de tener brazos
seguramente cabría
secarme para ver mejor, de
tener ojos – diría
****
He nacido al costado de las
vías
y nadie sabe de mi nacimiento
todavía
nadie mira
y tampoco nadie para
y cuando ya todo es de día
se enciende atroz la travesía
que fluye y pasa y corre como
en un tranvía
que fluye y pasa y corre como
en la vida
mientras yago quieto,
inadvertido
así y aquí, al costado de la
vía, yo he nacido
*****
Esta mañana fue distinto
mientras el tren pasaba,
alguien arrojó por la ventana
un trozo de papel
y fue de una manera tan cruel
un bollo blanco de papel
que rodó como un tropel
de caballos blancos sin
destino ni oropel
rodó el bollo blanco de papel
y fue a dar tan próximo al
lugar donde nací
que de tener palabras, qué mucho gritaría desde aquí
que de tener manos, con cuánto gusto pronto escribiría
¡escribiría con tanto gusto en tinta mi poesía!
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